La Idiosincracia Del Dominicano Y Su Rechazo A La Bicicleta Como Medio De Transporte

Hace unos días fui cuestionado por Paul Manzueta en el segmento de ciclismo de Vehículos en la Radio de por qué el dominicano se resiste tan rabiosamente a todo lo que tiene que ver con bicicletas, le comenté que lo iba a escribir para yo exponer detalladamente cuál es mi teoría al respecto

Como acabo de establecer, es una teoría propia que surge de muchos años de yo pensar sobre el comportamiento del dominicano y no tiene que ver directamente con la bicicleta en sí, sino en todo nuestro accionar y la bicicleta no se queda fuera.

Hace un tiempo leí en un periódico una anécdota de un dominicano que fue enviado a un entrenamiento en un país escandinavo, no recuerdo si Suecia o Noruega, el asunto es que era nórdico y en temporada de frío. Sucede que el dominicano estaba hospedado en un hotel y un compañero de trabajo lo recogía para llevarlo a la empresa, el nórdico era muy puntual, lo recogía temprano y al llegar le pareció extraño al dominicano que el compañero se parqueó bien lejos de la puerta; pero no lo cuestionó. Fueron pasando los días y sucedía lo mismo, siempre se parqueaban lejos de la puerta y pasados unos días el dominicano le pregunta que si ese parqueo es asignado que se parqueaba en el mismo lugar que  y este respondió que no, a seguidas el dominicano pregunta que por qué parquearse tan lejos con esa temperatura tan fría y ahí responde “Es que nosotros hemos llegado temprano y tenemos tiempo para caminar calmadamente hasta la puerta, los parqueos más cercanos hay que dejárselos a los compañeros que vienen más tarde por la causa que sea que los haya retrasado”

Ahí radica la raíz de todos nuestros males como sociedad, según mi criterio, el individualismo, el no pensar en el prójimo ¡el egoísmo!

Somos egoístas y no porque seamos malos ciudadanos, yo entiendo que es un proceso evolutivo producto de vivir en un país donde nadie tiene nada asegurado. En Dominicana hay que pagar colegios privados porque la educación pública es mala; hay que hacerse de un techo y de un buen ahorro para poder tener una vejez digna porque no hay un plan de pensiones confiable; en tu casa debes tener inversor o planta para cuando se va la luz y últimamente paneles solares para que no te mate la factura; debes tener tinaco para que no te falte agua; debes tener un seguro médico porque el estado no garantiza salud; incluso debes pagar seguridad privada para cuidar tus bienes y tu integridad física porque no hay garantías de seguridad.

Toda esta falta de garantías se traduce en que el dominicano sólo piensa en SU problema y cómo resolverlo; no tiene tiempo para pensar en el prójimo y eso es lo que vemos en cada intersección en  el caos de nuestro tránsito que todo el mundo quiere cruzar al mismo tiempo y se arma el tapón porque nadie es capaz de ceder el paso.

Nuestra necesidad de aparentar, sobre todo en la clase media, nos llevan a tener nuestros hijos en colegios privados y mientras más caros mejor y sobre todo hay que andar muy bien vestido y en un buen carro aunque usted viva alquilado, lo primordial es la apariencia de estar en bienestar porque ese bienestar el estado no lo provee por más impuestos que usted pague!

Esto último, sumado a que nunca ha existido un sistema de transporte efectivo y decente, lleve al dominicano a ser “carrocentrista” y se oyen expresiones como “el peatón no es gente” y el dominicano de a pie con lo único que sueña es con hacerse aunque sea de una motocicleta con tal de no andar a pie, porque ser peatón denigra!

Ese comportamiento que no se ha controlado junto con un trujillismo rancio que no hemos superado nos lleva a pensar que somos mejores seres humanos que el resto y que aquí no somos iguales y eso se traduce en nuestro comportamiento en la calle: el ciclista no respeta al peatón; pero el motociclista no respeta al ciclista porque se cree superior, así mismo el del carro no respeta al de la moto y el de la jeepeta al del carro y el guaguero a su vez no respeta al de la jeepeta y a este último es el de la patana que no lo respeta, ni aa ninguno de los que están debajo de la cadena alimenticia carrocentrista, porque tener un vehículo más grande o más lujoso te hace sentir superior.

En más de una ocasión he oído personas decir que el cambio de dirección de muchas calles es un “tollo” sólo porque le afecta directamente y tienen que dar una vuelta a la manzana para llegar a su casa o lugar de trabajo, pero no piensan en el beneficio que eso ha representado para cientos o miles de dominicanos que se pueden desplazar más fluidamente.

En serio ¿en qué cabeza puede caber que una calle fluye mejor en doble dirección que en una sola?

Esa misma gente son las que dicen que las ciclovías son un invento, que es un disparate, que aquí hace mucho calor, como que los veranos de Francia y España no son mucho más calientes que el nuestro.

Es lamentable la situación, el dominicano se opone rabiosamente a todo lo que se ha hecho en otros países donde ha dado resultado sólo por el pretexto de que “eso aquí no funciona” y yo me pregunto ¿qué hacemos? ¿Seguimos haciendo lo mismo? No vamos a obtener un resultado diferente haciendo lo mismo decía una de las mentes más brillantes de la humanidad Albert Einstein.

El tapón de nuestra Capital no tiene solución porque simplemente no  hay espacio para más vehículos, no hay para donde ampliar las avenidas y al final tendremos que hacer lo que han hecho en otras ciudades, achicar las calles para poder hacer aceras más amplias para que la gente pueda caminar y tener ciclovías para que la gente pueda desplazarse de manera fluida.

El tiempo le dará la razón a quien la tenga y yo estoy convencido que el transporte individual motorizado no es la solución.

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